No lo puedo olvidar

"En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse" dice la canción y mucha verdad trae con su hermosa melodía.

Muchas veces una pareja se rompe por diversas cuestiones: una o un tercero en discordia, cansancio, celos, caprichos, equivocaciones y hasta aburrimiento, o, por más que duela, porque se acabó el amor.

Aquí la cuestión no es la ruptura, sino cómo superar la pérdida del amor y no sumirnos en un estado de inactividad y sufrimiento permanentes.

Luego de la ruptura, sentimos que el mundo está en nuestra contra, que nada nos sale bien, que ponemos la leche al fuego y se nos derrama, que nadie nos escucha, que nadie nos quiere y hasta que todos nuestros amigos están en nuestra contra, o casi. No hay ganas de hacer nada, no queremos arreglarnos, no queremos salir ni mucho menos ir a trabajar.

Pues bien, muy mal hecho. Ante una ruptura dolorosa, es normal que uno se sienta mal, porque ha perdido al ser amado, pero además, con él se han ido los proyectos y las ilusiones.

Tengan calma, es natural sufrir por lo que se quiere, pero no es normal ni natural que nos echemos al abandono. Todo lo contrario.

Hay que salir, hacer vida social, entretenerse, buscar nuevas actividades, arreglarse, hacer gimnasia, ir al cine, a comer, a reuniones de trabajo y de amigos. Ir, siempre, aunque no se tengan ganas, porque el aire diferente y fresco hace que las cosas sean más fáciles de llevar.

Si seguimos en la vuelta del lamento, nada bueno va a suceder más que seguir con la tristeza de la ruptura.

De a poco, el duelo va pasando y estaremos listos para la llegada de un nuevo amor.